Aquí desvelada por los dolores menstruales, dando vueltas en la cama, tomo el celular y me percato de la fecha, 10 de julio. Entonces entra ese friito al pecho… “ya va un año”…
Hace 1 año dije “ya basta, se acabó”. Hace 1 año comencé un doloroso proceso apostando por el amor propio, la sanidad y la búsqueda de paz. Hace 1 año… decidí ponerme por encima de otras personas, de “como se sentirán” o “del que dirán”. Ya había sido mucho y no quedaba más por dar.
Se luchó como me enseñaron. Me aferré a la fe que me inculcaron; hasta más no poder. Lo di todo, una y otra vez pero ya no servía de nada. Era necesario tirar la toalla y evitar más golpes. Llevaba tiempo callando y aferrandome a unas creencias erróneas, compartidas desde el miedo, la ignorancia y el conformismo.
Cuando ya no se pudo más y exploté fue un alivio para todas partes. Eso que estaba enterrado y molestaba demasiado, habia encontrado su forma de salir y la paz ya se veia venir. Nunca hubiera imaginado cuanto iba a doler, pero tampoco sabía cuán necesario era. Las heridas fueron mutuas y tomarían tiempo en sanar pero, de nuevo, era necesario salir y continuar.
Hoy, 12 meses después, sigo sin entender muchas cosas. Los recuerdos, parece que los trae el viento de vez en vez, pero ya no duelen igual. Conocí una Verdad distinta a la aprendida, mucho más realista y aceptable. Me aferré a ella y fue liberadora. ¡Qué mucho he crecido en este tiempo!
Hace 1 año decidí amarme de verdad, ponerme en primer lugar. Todavía falta por descubrir, por enfrentar y alcanzar pero ya estamos en el camino correcto.
Hace 1 año aposté por mí… y gané!