En La Soledad

Llevaba un buen tiempo sin sentarme a escribir, que es mi manera de desahogarme
(como la de muchas personas), pero tengo la mente muy cargada así que
ya me toca. Desde que me mudé para el área metro mi vida ha dado mil
giros, parece más una montaña rusa. Muchos de los pensamientos,
incluso ideales que tenía, quedaron atrás. A “son de cantazos” he
aprendido, crecido y cambiado en varias facetas en mi vida. El
fanatismo que viví y prediqué en ciertos aspectos, ya no existe. Más
bien he podido explorar, vivir, analizar y meditar en temas que nunca
lo hubiera hecho de no haberme mudado.

Siempre escuchaba la frase: “Dime con quien andas y te diré quien
eres.” La escuchaba de personas adultas cuando hablaban sobre la
presión de grupo negativa experimentada, mayormente, en la
adolescencia. Es un tiempo de mucha vulnerabilidad ya que estamos en
plena formación de nuestra identidad. Lo que nunca dicen es que ya en
la adultez, esa “presión” es normalizada, pues siempre terminas
pensando y actuando igual que las personas con las que pasas más
tiempo. Es algo normal y de esperarse. El problema es cuando nos
acostumbramos tanto a esa influencia de otras personas que dejamos de
hacer nuestra tarea de leer, aprender, pensar y meditar por nuestra
cuenta.

A dos años y medio acá, lejos de mi familia inmediata y amistades de
muchos años, es cuando me choco con la realidad de que nunca había
estado “sola”. Cuando digo «sola» me refiero al no estar
rodeada de las personas que mas aprecio, que sí influenciaban en mi vida a
tal punto, que llegaba a opinar y hablar de la misma forma que ellas
sin pasar mucho trabajo pensando. Estar acá sola, sin juntillas (como
me decía mi madre), me ha puesto en una posición muy diferente ante la
vida adulta. Sí, hay días en los que deseo montarme en el carro y
seguir para El Hoyo porque extraño a mi madre y a mi
padre. Pero hoy me doy cuenta, la soledad ha sido mi mejor escuela.

a book of poetry on a wooden table
Photo by Ena Marinkovic on Pexels.com

Es estando sola que me he logrado conocer bastante; aceptando tal y
como es Wilniady, con sus defectos, pero con muchas virtudes. Me he
expuesto a diversas situaciones que he tenido que sobrepasar sola,
pero ha sido ideal y necesario. He tomado decisiones de las cuales me
contento, otras de las cuales, aprendí. Es en la soledad donde mis
ojos se abrieron y me doy cuenta de que no todo es como me lo
contaban. Es en la soledad que descubrí que la mayoría de los miedos
que cargaba era en realidad miedo a lo desconocido. Hoy estoy feliz
por cuanto he logrado en tan solo dos años, gracias al estar sola. El
tiempo en la soledad se ha vuelto tiempo de soñar, crear y emprender.
No hubiese podido hacer nada de esto si no hubiera salido de la
zona de confort en la que estaba; donde las preocupaciones eran
mucho menos. Aunque haya días en los que estar sola pesa y quisiera
estar con la gente que amo, son más los momentos en los que aprecio
este tiempo para mí.

Quizás algunas personas no estén de acuerdo conmigo, y se entiende,
cada una somos diferentes. Pero a medida que te expones a ese tiempo
en soledad te conocerás y valorarás más. No tienes que mudarte lejos o
alejarte de tus amistades, ese fue mi caso por necesidad. Puedes
comenzar a sacar una o dos horas a la semana para ti sola. Ve de
compras, a comer, a un parque, al cine o quédate en tu casa sola para
leer o ver alguna serie. Lo que te guste hacer, practícalo sola un
tiempo y notarás como comienzas a sentirte diferente.

La soledad no tiene que ser negativa, si la tomamos como tiempo de
descanso, reflexión y aprendizaje. Y como siempre digo… Nadie dice que
será fácil; mientras tanto, disfruta El Viaje.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s