Recuerdo que para el 2010 fue cuando comencé a escuchar sobre “los pelús, revoltosos de siempre, que protestan por todo”. Era estudiante de nuevo ingreso en el Colegio de Mayagüez y nunca olvidaré que comenzamos en septiembre. Luchaban en contra de la famosa cuota de $800 que nos iban a imponer a los estudiantes de la UPR (entre otros temas). Aunque los apoyaba y votaba a favor de la huelga, nunca fui partícipe de la misma, era parte del montón que “entendía” que tenían razón pero, equivocadamente, no salía de mi zona de comodidad, por miedo a lo que dijeran. Sus protestas han continuado durante estos años; en defensa de la UPR, el Paro del 1ero de mayo (por los derechos de los trabajadores), por la violencia contra la mujer, en contra de la Junta de Control Fiscal, para que se audite la deuda, entre otras que aunque no me acuerde, hoy sé que son importantes.
Llegó la segunda semana de julio 2019 y el país se frenó, entre arrestos y las primeras páginas del chat de “la manada azul”, muchos comenzamos a prestar atención a lo que nunca debimos quitársela: el gobierno de Puerto Rico, corrupto y abusivo. Celebramos unísonos los arrestos del FBI, en especial el de la señora Julia Keleher, quien lastimó, se burló y humilló a cientos de familias al cerrar cientos de escuelas dejando a decenas de maestros sin empleo y provocando mayores gastos para las familias puertorriqueñas. No entraré en argumentos que ya ustedes saben, solo quiero decir, que, ustedes pelús y pelúas (y se los digo en forma de halago no de menosprecio) tenían razón.
Aunque no necesariamente esté de acuerdo con todos sus ideales, no puedo negar que, hoy, siento admiración por ustedes. Les admiro porque sin esperar a que otros nos unieramos, ustedes ya protestaban y luchaban. Sin esperar el apoyo de los medios, de artistas y famosos, ustedes ya levantaban su voz a nombre, aun, de quienes los criticaban (y todavía critican por sus métodos). Les admiro porque sin importarles, o por encima de, lo que la gente pudiera decirles, ustedes se han mantenido firmes en su clamor por justicia social.
Por todo esto, desde hace días, desde lo profundo de mi corazón, les queria pedir perdón. Perdón por no darle la importancia correcta a sus reclamos. Perdón por ser una más que quizás me molesté por algún tapón que formaron. Perdón por no unirme a ustedes, pelúas feministas cuando pasaron tres días frente a Fortaleza reclamando justicia para esas mujeres que han sido, son y, tristemente, en el futuro, serán víctimas de ésta cultura patriarcal. Perdón por no buscar hacer algo cuando los desalojaron de la Torre del Norte y decenas se quedaron sin hospedaje. Perdónenme, por eso y por muchas otras cosas que han pasado y, al no prestarle la atención necesaria, no me uní a sus voces.
Sé que muchos de ustedes han llorado por la emoción de al fin ver hecho realidad, lo que llevaban soñando hace tiempo: un pueblo unido, me atrevo a decirle: en REVOLUCIÓN. Gracias por no quitarse, porque aunque eran pocos y pocas, su valor, su ideal, su fé en un Puerto Rico diferente, les hizo seguir luchando. Hoy Puerto Rico es diferente. Hoy protestamos junto a ustedes, ustedes como líderes. Porque aunque los artistas convocan la masa, el despertar de nuestras mentes, el que nuestros ojos se abrieran, es gracias a ustedes. Esta lucha seguirá y ya no serán “los mismos de siempre”, “4 gatxs”, ahora a sus filas se unieron miles y no nos vamos a retirar. Por eso le gritamos a este gobierno corrupto “somos más y no tenemos miedo”. Ya no tenemos miedo de su intimidación, de su abuso, de su opresión. Ustedes, pelús y pelúas, recobren fuerzas, que nos tienen que enseñar mucho. Diferir en algunos temas o ideas, no me será obstáculo para volverme eco de sus voces.
De nuevo, perdón por dejarlxs solxs tanto tiempo. Pero gracias por permanecer firmes, esperándonos.
-Wilniady